Proyecto UBACyT

Emprendedores, seguidores, libertarios:
 Estudio sobre la aparición, reproducción y circulación de nuevos signos ideológicos en el discurso social de la Argentina actual


DIRECTORES: Julia Zullo y Alejandro Raiter

RESUMEN DEL PROYECTO
      ¿Qué ocurriría si une de nuestres bisabueles despertara una mañana en la Argentina de la segunda década del siglo XXI? Aunque este evento imaginario ubicara al sujeto en su lugar de residencia habitual con su dialecto materno, los cambios culturales y tecnológicos registrados en las últimas décadas le harían muy difícil la comprensión del contexto y la comunicación con otras personas. ¿Cómo le explicaríamos a nuestro antepasado qué significa ser un seguidor de algún influencer en algo llamado red social? ¿Por qué algunas personas califican a otras como planeras o kukas en los comentarios  de las publicaciones en plataformas digitales? Pensemos incluso qué difícil sería hacerle entender que un libertario es un militante de extrema derecha y no un anarquista, o que un vendedor ambulante es un emprendedor. De esto se trata nuestro proyecto: queremos comprender y explicar el éxito de algunas formas por sobre otras, la perdurabilidad de ciertos usos y los efectos en la puesta en circulación de algunos signos ideológicos en la Argentina, en particular de aquellos que circulan en el ámbito educativo, laboral y político. 

Podríamos ensayar una explicación desde alguna perspectiva sociolingüística (Labov, 1978; Lavandera, 1984; Raiter y Zullo, 2020): podríamos explicar que las lenguas varían y cambian, tanto los significantes como los significados, y que estas variaciones sincrónicas y cambios diacrónicos son inherentes al lenguaje y esperables en el uso lingüístico. Una explicación formal sería insuficiente: cambian las lenguas pero también las sociedades y las personas, los signos adquieren sentidos diferentes y se modifican sus valoraciones; algunas representaciones se vuelven sociales, otras quedan reducidas a algunos grupos y otras se circunscriben a lo individual (Raiter, 2016). Es decir, no solo es una cuestión de fonemas, lexemas y referentes novedosos, sino que en este proceso hay cambios en el uso de los signos que son apenas una manifestación o el origen de cambios más profundos en los sistemas de creencias y en las representaciones sociales (Raiter, 2016).

Entendemos que los signos son ideológicos (y no arbitrarios) porque así como reflejan la realidad, la constituyen, tienen acentuaciones diversas y la lucha es precisamente por su acentuación. Siguiendo a Voloshinov (2009), la conciencia individual es un hecho ideológico y social porque está formada por signos creados entre individuos organizados socialmente. De acuerdo con el autor, esta multiacentuación del signo establece su carácter permanentemente dinámico y recontextualiza la variación y el cambio lingüístico desde una perspectiva dialéctica que busca explicar, en definitiva, los cambios y conflictos sociales.

Siguiendo esta línea, constantemente se producen signos nuevos o se modifican signos previos con nuevos sentidos y valoraciones. En el ámbito laboral, por ejemplo, signos que designaban modos de ganarse la vida son reemplazados por otros que no comparten exactamente su sentido y mucho menos su valoración: un caso concreto es el del contraste entre ser un cuentapropista y ser un emprendedor: la serie de equivalencias y significados asociativos que convocan estos dos términos —uno casi en desuso en nuestros días, el otro cada vez más frecuente— son muy diferentes. Hoy en día ser un emprendedor es un atributo y casi una actitud frente a la vida valorada de manera muy positiva. 

En el discurso del ámbito jurídico y en el de los medios, tenemos palabras nuevas que habilitan la visibilización de problemas que antes pasaban desapercibidos porque se ocultaban en categorías mucho más amplias: tal es el caso de la categoría de femicidio que hasta no hace mucho tiempo se incluía entre los crímenes pasionales (Pagnone, 2017). Estos dos ejemplos son apenas una evidencia de las transformaciones que se han producido en los últimos años tanto en las categorías de género como en las del trabajo y de cómo estos cambios en el uso del lenguaje han provocado cambios en las prácticas sociales (Fairclough, 2003, 2008, 2009).  

Una de las formas de observar estos cambios es partiendo de los textos, para dar cuenta de qué discursos los atraviesan, qué lugar ocupan en relación a otros discursos, qué condiciones histórico-sociales los hicieron posibles y cómo se construyen socialmente los significados. Y es en esta dirección que se plantea este proyecto: buscamos rastrear a través de diferentes materialidades lingüísticas —y semióticas en general— de qué manera irrumpen nuevos signos ideológicos en el discurso social (Angenot, 2010) y cuáles son los mecanismos por los cuales esa irrupción resulta exitosa, esto es: qué condiciones de producción, de circulación y de reconocimiento hacen que esos signos se reproduzcan y entren en tensión con otros asociados a ellos. 

En este sentido, pensamos en, por un lado, determinados órdenes del discurso (Foucault, 2008; Fairclough, 1992) y, por el otro, en las formas de reconocimiento en las redes sociales y los medios digitales, como lugares privilegiados para la puesta en aceptabilidad de estos signos novedosos. Más específicamente, nuestro modo de ingreso a este estudio será a partir de un conjunto de signos que consideramos novedosos (o que, en algunos casos, se han vuelto a poner en circulación) en esos órdenes del discurso. La lista, por supuesto, será susceptible de ser transformada a partir de las primeras observaciones. En principio, abordaremos la aparición de signos como emprendedor, microempresario, seguidor, adoctrinamiento, tincho, puesta en valor, planero, barrios populares, libertario, entre otros, que circulan en los discursos del ámbito político, laboral, educativo, mediático e institucional.

Para abordar este proceso desde materialidades significantes, recuperamos los trabajos de Fairclough (Fairclough, 1992, 2003; Chouliaraki y Fairclough, 1999) que desarrollan una metodología lingüístico-discursiva para el análisis de la relación entre el lenguaje y las visiones de mundo, haciendo especial énfasis en la noción de cambio, lucha y negociación. Nos proponemos entonces el análisis del discurso pensado como lenguaje en uso y no un relevamiento de frecuencias léxicas o sintagmáticas aisladas sobre textos como mensajes aislados. Al contrario, nuestro planteo incluye el trabajo con textos considerados como soportes significantes en proceso constante de significación. Esto involucra la conformación de corpus orales transcriptos, construidos mediante entrevistas con diferentes actores sociales, así como también el análisis de textos hipermediales.

Al sumar una perspectiva multimodal (Kress y van Leeuwen, 2001), incorporamos al análisis del discurso social la utilización de nuevas tecnologías de la comunicación. La centralidad de la imagen y la circulación hipermediática han sido estudiadas por diversos autores del análisis del discurso y los estudios de la comunicación como Dagatti y Kratje (2016); Garrido, (2012); Qués, (2012, 2013); Slimovich (2012, 2014); Ventura (2016). En términos de Van Dijk, (2016), en esta nueva socialidad online las actividades sociales están codificadas siguiendo el principio de popularidad, medida en términos de “gustabilidad”. Esta no supone, según Van Dijk (1978), ninguna evaluación cualitativa, sino que es el resultado de un cálculo algorítmico derivado de la cantidad de clicks instantáneos en el botón “me gusta”. De este modo, la popularidad se vuelve cuantificable, pero también manipulable: la cantidad de “me gusta”, de visitas o retuits de las publicaciones guían las búsquedas de los usuarios en esa dirección. Las redes sociales se presentan, en este sentido, como plataformas especialmente propicias para la construcción de una ilusión de participación y de horizontalidad. 

En este proyecto en particular, nos proponemos tomar en cuenta la instancia de producción de estos signos nuevos y también estudiar la forma en que circulan y son reproducidos y/o revalorizados los signos ideológicos novedosos. Trabajar con el marco teórico del Análisis del Discurso en corpus diferentes, nos permitirá ampliar el conocimiento sobre la variación y el cambio lingüísticos indagando cómo la puesta en aceptabilidad de algunos signos ideológicos –en el contexto de la Argentina del siglo XXI– modifica las prácticas discursivas y sociales en las esferas del trabajo, la política y la educación, en relación con la conciencia social e individual (Raiter, 2008), con sus contenidos en términos de representaciones con diferentes posiciones en una agenda compartida (Raiter y Zullo, 2016) y con los posibles efectos del discurso dominante como eje ordenador del sentido (Raiter, 2008). Así, pensamos los diferentes análisis propuestos aquí en consistencia con el programa de investigación desarrollado en trabajos previos para complementar los estudios sociales desde una perspectiva lingüística (Raiter y Zullo, 2008).

OBJETIVOS
  • Especificar qué cambios y qué nuevas formas aparecen en el discurso de los medios, la escuela, el mundo del trabajo y las instituciones políticas.
  • Dar cuenta de los límites y equivalencias posibles entre signos que circulan en el ámbito laboral, educativo, mediático y político-institucional.
  • Analizar las estrategias discursivas a partir de las cuales se ponen en circulación nuevos signos.
  • Analizar el papel de los medios en la puesta en circulación de nuevos signos ideológicos.
  • Determinar y caracterizar los cambios en las prácticas discursivas multimodales.
  • Analizar los usos en muestras de habla reales obtenidas en contextos comunicativos específicos.
  • Revisar la conceptualización del discurso digital y establecer sus nuevas especificidades.
  • Estudiar las formas de reconocimiento de les destinataries de los medios a partir del análisis de comentarios e interacciones producidas por elles. 
  • Dar cuenta de las características de los lugares de enunciación que reúnen condiciones de aceptabilidad de estos nuevos signos/nuevos sentidos/nuevas valoraciones.

INTEGRANTES

Julia Zullo 
Alejandro Raiter
Gilda Zukerfeld 
Alana Venturini
Maite Martínez Romagosa 
Gabriel Hernández
Daniela Iannini
Lucía Couso
Lucía Polanco
Lucía Hellín





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